lunes, 24 de julio de 2006

OPINIÓN: "LA VIOLACIÓN NO ES DELITO"

Por: Dr. JORGE LUJÁN ALABART

La República es un concepto que implica la organización de una gran cantidad de instituciones que le dan vida. Y todas ellas, deben actuar coordinadamente con referencia en la Constitución Nacional. Cuando se crean instituciones con vicios en su forma, o su destino no es acorde al bienestar general, ese andamiaje comienza a quebrarse.
Así nos ha ocurrido históricamente a los argentinos. La Constitución ha sido declamada en todos los ámbitos y discursos, pero jamás acatada plenamente. Las instituciones no supieron dar la respuesta adecuada a esos quiebres, y así pudimos ver los distintos desatinos que, con el correr de los años, han desgastado la credibilidad de la ciudadanía en ellas.
Las leyes se dictaban según las exigencias de los grupos más poderosos, y no atendiendo al bien común (recordar las de convertibilidad, privatizaciones con "diputruchos" o la "ley banelco").
Nada era casualidad. Es que la República era un concepto vaciado de contenido por los distintos dirigentes que accedían a las representaciones que ella establecía. Nos fuimos acostumbrando a eso, mientras los mismos que nos esquilmaban se quejaban de la "antigüedad" de la Constitución y decidieron reformarla, pretendiendo que así -mágicamente- comenzaba la solución a los problemas.
Quienes pensábamos que mejor que reformarla, lo que había que hacer era cumplirla en su integridad, íbamos pasando al ostracismo, empujados por los vahos alcohólicos de los licores dulces de la pantomima. Y -Pacto de Olivos mediante- reformaron la Constitución.
La Asamblea Constituyente, en su gran mayoría, estaba compuesta por los mismos que la violaban. ¿Cuáles eran -entonces- las razones para creer que con la nueva no iba a ocurrir lo mismo que con la anterior?
Entre las nuevas instituciones, crearon la del tercer Senador Nacional. El argumento fue que en la vieja Constitución, se designaban sólo dos Senadores por Provincia y su elección correspondía a las Legislaturas provinciales. Ello suponía contubernios entre tales legisladores.
Con la nueva, los tres Senadores por cada Provincia se eligen por el voto directo de los ciudadanos. Según el art. 54, se otorgarán "dos bancas al partido político que obtenga el mayor número de votos, y la restante al partido político que le siga en número de votos". El argumento era que la creación de una tercera banca por distrito, otorgaría una mayor presencia a la oposición.
Por si esto fuera poco, incorporaron un Artículo 38 que dice: "Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento democráticos, la representación de las minorías…"
"Hecha la ley, hecha la trampa".
El 23 de octubre de 2005, en la Provincia de Buenos Aires, compitieron dos listas encabezadas por damas afiliadas a un mismo partido político, el justicialista, generando una irregularidad enorme y flagrante: burlar la Constitución Nacional. En estos años, los desaguisados pergeñados por los detentadores del poder, han entronizado en su ejercicio al Partido Único, que se acostumbró a dirimir sus diferencias internas a costa del pueblo.
Conocedores que -desde hace varias décadas y salvando algunas excepciones- tienen bajo control la mayoría de los votos, decidieron que nuevamente la Constitución podía ser violada. Crearon dos agrupaciones formadas por afiliados al Partido Justicialista y otorgaron a una de ellas un nombre nuevo (Frente para la Victoria).
Pero hay que ser claros: el Presidente del Partido Justicialista de La Plata es Julio Alak, fue reelecto por el FpV, el "otro" partido. El Gobernador Solá, kirchnerista de la primera hora y reelecto por el FpV, pretende la presidencia provincial del Partido Justicialista.
Mientras se desempeñaba como Senadora por Santa Cruz e integraba el Bloque del Partido Justicialista, Cristina Fernández de Kirchner fue electa Senadora en representación de la Provincia de Buenos Aires por el "otro" partido. A su vez, los Diputados del Bloque Justicialista que decían pertenecer al Frente para la Victoria (que según ellos es "otro partido"), le pedían la renuncia a Díaz Bancalari (que acompañaba a Chiche Duhalde como 2º candidato a Senador), en esa época Presidente del Bloque Justicialista (como si los socios de River pidieran la renuncia de Macri).
En definitiva: a nadie puede caberle duda que los candidatos del Frente para la Victoria eran -y siguen siendo- afiliados al Partido Justicialista. Sin embargo, la Justicia Electoral cree lo contrario y determinó que PJ y FpV eran dos partidos distintos. Legitimó la violación.
¿Y para qué lo hicieron? Porque el que sacaba más votos obtenía dos bancas en el Senado Nacional y el que salía segundo, la tercera. Resultado: las tres bancas se adjudicaron al Partido Justicialista. Y a las minorías, ninguna.
Ahora, como si fuese el libro de pases de la AFA, los diputados del Bloque Justicialista se pasan en manada al Frente para la Victoria, y los principales referentes del FpV, declaran públicamente que pretenden la conducción oficial del Partido Justicialista, demostrando que no existían dos partidos distintos.
Cualquier gobernante, sin importar el estamento al que pertenezca, necesita una oposición fuerte para lograr el equilibrio en el ejercicio de su mandato.
Por otro lado, las minorías tienen derechos que sólo podrán hacer respetar si cuentan con una representación…que represente a la minoría, no al oficialismo.
Si todo el poder es otorgado a una sola fuerza, la hegemonía en su ejercicio lo conducirá -indefectiblemente- a cometer abusos sin límites (pago adelantado al FMI, fideicomisos, Consejo de la Magistratura, superpoderes, reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia ¿le alcanzan los ejemplos?).
En los pastizales de nuestra República hubo una nueva violación a la dama que más respeto debemos: la Constitución Nacional, la madre de las leyes.
Y la Justicia Electoral dictó su fallo: "eso no es delito".
La Plata, julio de 2006.

jorgealabart@ciudad.com.ar

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