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POLITICA I ELECCIONES
Lavagna lanzó su candidatura presidencial
Durante el acto, en el Teatro Gran Rex, el ex ministro aseguró que no está "dispuesto a encabezar una oposición al estilo de la que conocemos en Argentina, la que despotrica contra todo y propone destruir todo lo que ha hecho el anterior".
Roberto Lavagna lanzó oficialmente anoche su candidatura presidencial con fuertes críticas hacia el Gobierno nacional, en el marco de un acto con presencia del radicalismo, incluido Raúl Alfonsín, y ex
duhaldistas, representantes de la "pata peronista" de la
coalición.
No obstante, el ex ministro sostuvo que su "candidatura tiene una condición", que es que no está "dispuesto a encabezar una oposición al estilo de la que conocemos en nuestra Argentina, la que despotrica contra todo y propone destruir todo lo que ha hecho el anterior, aún lo bueno, aún lo rescatable, que, claro que lo hay".
"No estoy dispuesto a someter a los argentinos a un escenario de dirigentes que viven en la camorra y en las pendencias, a espaldas de las necesidades, de las urgencias y de los proyectos del pueblo", subrayó anoche el candidato presidencial.
En ese marco, el ex ministro de Economía, quien es candidato por el espacio Concertación por Una Nación Avanzada (UNA), leyó cuidadosamente un discurso de 16 páginas, sobre el escenario del teatro Gran Rex.
Allí, instó a "construir ese mañana mejor, que merecemos, para evitar el péndulo entre las políticas reaccionarias promotoras del ajuste permanente de las mayorías y el populismo clientelista vacío de contenido".
"El péndulo tiene que quedar por fin en el proyecto nacional", sostuvo el ex ministro.
Lavagna habló en el teatro Gran Rex de esta Capital, sobre un escenario donde se concentró la cúpula de la UCR encabezada por su titular, Gerardo Morales, y otros dirigentes de la coalición integrada por peronistas, desarrollistas y partidos del interior.
En primera fila de la platea, Raúl Alfonsín siguió el discurso de Lavagna, mientras que en una pantalla gigante se pasaron imágenes de Evita, Perón, Balbín, el propio Alfonsín y también Lavagna.
Entre los representantes de la ’pata peronista’ estaban Eduardo Camaño, ex presidente de la Cámara de Diputados y referente del grupo "El General", y Marina Cassese, entre otros.
En tanto, en la vereda del teatro Opera -frente al Gran Rex- se concentró el actor Nito Artaza con un grupo de radicales disidentes para manifestar su oposición a la candidatura del ex ministro. "No queremos una coalición con el peronismo residual de Eduardo Duhalde", expresó Artaza y repartió volantes con la consigna "los radicales no votamos a Lavagna".
El ex ministro de Economía se quitó el saco en medio de aplausos y comenzó a desgranar sus propuestas: "más educación, cultura y tecnología; más justicia social y mejor distribución del ingreso; más seguridad ciudadana".
"El gobierno se ha vuelto peligrosamente populista y autoritario porque lo único que quiere es quedarse a cualquier precio", dijo y agregó: "es la hora de pasar del crecimiento al desarrollo".
El candidato de UNA se presentó como "hijo de un obrero gráfico radical y una ama de casa peronista. No nací en cuna de oro". Poco antes un locutor lo anunció como "piloto de tormentas".
Una orquesta integrada con bombos e instrumentos de viento subrayaba cada tanto las palabras del ex ministro.
"Decidí ser candidato porque mi compromiso es la Argentina. Porque a este país le debo todo", afirmó.
Desde los palcos la Juventud Radical lanzó volantes con la leyenda "Lavagna más Telerman", ya que los jóvenes del radicalismo respaldan la candidatura del jefe de gobierno porteño.
Lavagna remarcó que la "tarea más urgente" es "llevar adelante entre todos una conmovedora cruzada contra la pobreza y la indigencia".
Antes del discurso, Morales aseguró ante la prensa que la coalición no es sólo una estructura aportada por el radicalismo "sino que abarca a un amplio espectro de fuerzas", mientras que Camaño aseguró que "los peronistas votarán por Lavagna".
CLARIN
ACTO DEL EX MINISTRO DE ECONOMIA EN EL TEATRO GRAN REX
Lavagna se lanzó a la Presidencia con críticas a Kirchner y a Carrió
Buscó diferenciarse del Gobierno mostrándose como el candidato de la racionalidad y la moderación. Habló ante un público de mayoría radical, entre ellos el ex presidente Alfonsín, y algunos peronistas.
SALUDO. LAVAGNA, AYER, AL SUBIR AL ESCENARIO DEL GRAN REX. LO ESPERABAN LOS REFERENTES DE LAS FUERZAS QUE LO APOYAN.
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Marcelo Helfgot
mhelfgot@clarin.com
mhelfgot@clarin.com
Roberto Lavagna buscó perfilarse como el candidato de la racionalidad y la moderación al lanzar ayer su campaña a presidente con una pompa de estilo norteamericano.
"Estamos en contra de la prepotencia patovica y de los que quieren reemplazarla por visiones místicas", afirmó desde el escenario del Teatro Gran Rex, colmado por una mayoría de dirigentes radicales y porciones menores de peronistas disidentes más otros sectores que componen la flamante Concertación para Una Nación Avanzada (UNA).
Frente a la disyuntiva que planteó con la pretensión de descalificar por igual al presidente Néstor Kirchner y a la opción opositora representada por Elisa Carrió, el ex ministro de Economía se definió como "un candidato realista, con los pies en la tierra". Para reforzar el concepto, sostuvo: "Ni populismo ni mesianismo".
Con todo, el Gobierno se llevó la peor parte. De hecho, Lavagna lo acusó de poner en peligro el crecimiento económico, que se atribuyó por la gestión que cumplió entre abril de 2002 y noviembre de 2005. Advirtió que "estamos viviendo de la herencia y podemos derrapar".
"Olé olá, pingüino o pingüina le vamos a ganar", alentaban las barras juveniles del peronismo y el radicalismo que convivieron pacíficamente en el sector pullman. Más de 2.000 personas subrayaron con aplausos el esfuerzo del candidato por amalgamar las tradiciones del PJ y la UCR , fuerzas a las que reivindicó por sus respectivos roles históricos.
"Acaba de nacer el lavagnismo de la síntesis de los dos grandes partidos", argumentó al final del acto el ex vocero ministerial de Lavagna, Armando Torres. El ex ministro había hurgado en su propia biografía para aludir al encuentro de esas dos culturas políticas históricamente enfrentadas: "Soy hijo de un trabajador gráfico radical y una ama de casa peronista". reveló.
Antes del ingreso del candidato, bajo una lluvia de papelitos platinados, desde una pantalla gigante se exhibieron escenas de esa forzada síntesis. Las apariciones de Perón y Evita levantaron a parte del público, pero en el aplausómetro ganaron las imágenes de los próceres radicales Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín.
El ex presidente, promotor de la candidatura de Lavagna, recibió la ovación sentado en primera fila, junto a otros dirigentes históricos de su partido. A esa hora, en la vereda de enfrente del teatro, un grupo de radicales disidentes encabezado por el actor Nito Artaza repartía folletos con el lema "Yo no voto a Lavagna".
Una banda murguera, con el nombre de Los Inquietos de la Noche impreso en los tamboriles, le puso ritmo al clima moderadamente fiestero del acto. Cada vez que las barras reaccionaban con un coro para sacudir el discurso estructurado de Lavagna, la banda las acompañaba.
El candidato leyó su mensaje grabado en una pequeña pantalla ubicada sobre un atril que llevaba el nombre de su coalición, Una Nación Avanzada. "Somos la concertación de los diferentes, no la de los obedientes", dijo, al burlarse de la Concertación Plural que promueve Kirchner. En el escenario, Lavagna estaba rodeado por unos 70 dirigentes de las 32 agrupaciones que lo acompañan.
"No voy a hablar de números", alertó de entrada. Prefirió dejar su libreto economicista para mejor ocasión y priorizó el desarrollo de su programa social. "Vamos a lanzar una conmovedora cruzada contra la pobreza y la indigencia", indicó, confirmando el eje de su campaña presidencial, tal como anticipó ayer Clarín.
De su compañero de fórmula, Lavagna no dijo palabra. Los radicales mantiene la ansiedad por saber si será uno de ellos.
PAGINA 12
El país | Viernes, 11 de Mayo de 2007
Lavagna, con seguidores para todos los gustos
El ex ministro lanzó su candidatura a presidente con el respaldo de Raúl Alfonsín y acompañado de algunos dirigentes peronistas. El acento estuvo puesto en las críticas al gobierno de Néstor Kirchner.
El ex ministro Roberto Lavagna hizo su acto en el Gran Rex.
Subnotas
“El patriciado porteño”
Por Eduardo Tagliaferro
A sala llena, podría titularse al acto en el que Roberto Lavagna se presentó como candidato a presidente. Más de dos mil personas desbordaron el Gran Rex. En el ecléctico abanico de seguidores, sobresalió la liturgia radical. Lejos de los bombos sudados golpeados por una manguera, en esta ocasión aparecieron junto a tamboriles y trompetas en un aire de orquesta. Cuidado, sin detalles librados al azar, el candidato dejó el saco de su traje azul a rayas y se arremangó la camisa antes de comenzar con la lectura de las 16 páginas de su discurso. Un texto que escribió en soledad y que sólo consultó con uno de sus asesores: el ex diputado Alberto Coto. Se alejó de los tradicionales tonos académicos, pero no tanto. Hizo propuestas, repasó su vida política y personal, pero el acento dominante fue su crítica al gobierno de Néstor Kirchner.
“Miren la provincia de Santa Cruz después de quince años de gobierno de los Kirchner. Mírenla bien ahora que está dramáticamente en los diarios. Un modelo extractivo paternalista y autoritario no puede generar desarrollo”, fue uno de los momentos más aplaudidos de su casi una hora de discurso. Lavagna destacó que “crecer es más fácil que desarrollarse”.
Acompañado por el jurista Ricardo Gil Lavedra a su izquierda y por el ex senador Hipólito Solari Yrigoyen a su derecha, la presencia destacada de la primera fila era la del ex presidente Raúl Alfonsín. A sus espaldas, en la segunda fila, se sentó su hijo Ricardo. En la tercera fila detrás de las espaldas de Ricardo Alfonsín se ubicó un histórico del menemismo, el pampeano Jorge Matzkin. En las segundas y terceras bandejas estaban los militantes más empapados del tablón futbolero. De esas bandejas colgaba una enorme bandera azul y blanca que solamente llevaba el nombre de su mentor: Camaño. En referencia al duhaldista, ex titular de la Cámara de Diputados Eduardo Camaño. A esa bandera la flanquearon dos con la firma del caudillo de Moreno y el titular del procesista Partido Nacionalista Constitucional, Alberto Aseff. El público alternaba sonrisas desbordantes con miradas neutras. En la tercera fila y muy atenta al discurso, se pudo ver a la ex vedette Zulma Faiad. Unas filas más atrás y acompañada por una muleta se sentó la ex diputada peronista Inés Pérez Suárez. A dos asientos suyos se podía ver al circunspecto ex juez de la Corte Augusto Belluscio. Unas butacas más atrás y con su inconfundible moñito, se destacaba el ex juez Julio Cruciani. Fiel a su estilo, en la última fila, se encontraba el ex ministro de Interior Enrique “Coti” Nosiglia.
Los radicales R, como se denomina a quienes se oponen al acuerdo con Lavagna, protestaron frente a las puertas del Gran Rex. Sobre la calle Corrientes unas cuantas banderas rojas de los trabajadores radicales levantaba la consigna “somos el 14 bis de la Constitución Nacional”. Las dos pantallas que se ubicaron sobre el escenario repasaron la historia argentina. Las imágenes de San Martín se mezclaron con las de Sarmiento y las barras se repartían en aplausos. La foto de Evita sumaba los mayores respaldos hasta que apareció la imagen de Alfonsín. El teatro se levantó al grito de: Alfonsín, Alfonsín y el ex presidente reprimió una sonrisa que por una fracción de segundos se insinuó en sus labios.
Terminó el video, se bajó el telón y cuando volvió a subir tres filas de escalones ubicaron a una treintena de dirigentes que saludaban al público. Los radicales Gerardo Morales, Ernesto Sanz, alternaban con los peronistas Eduardo Camaño, Jorge Sarghini, Eduardo Rollano y Marina Cassesse. El candidato apareció desde el público en el mismo momento en que el papel picado dominó el escenario.
En su hora de discurso, Lavagna criticó con dureza “el populismo clientelista” y el tono crispado de Kirchner. Se sintió obligado de explicar por qué enfrentaba a Kirchner “si trabajamos bien hasta fines de 2005”. Explicó que luego de las elecciones el patagónico mal interpretó el resultado electoral y cambió el rumbo económico. En lo económico se reivindicó desarrollista, republicano en lo institucional y en lo social convocó a “una cruzada contra la pobreza”.