EN LA UCR PORTEÑA HAY CRISIS Y AIRES DE DIVISIÓN

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Piden la renuncia de Jesús Rodríguez




Justo cuando renunciaron a llevar un candidato propio para escaparle a la derrota que los persigue en la Capital desde hace varios años, la UCR volvió a sufrir un revés, esta vez como socios de Jorge Telerman.

El costo político del fracaso no se hizo esperar y apenas se conocieron los resultados de las elecciones el grupo interno que integran Nito Artaza y la Corriente Pensamiento y Acción pidió la renuncia de las autoridades y los calificó de "comando de la derrota".

A punto de quedarse sin diputado propio en la Legislatura porteña, en la UCR de la Capital ayer reinaba el mismo clima que en el búnker del jefe de gobierno y se venía el debate interno para evaluar los costos de su decisión de apoyar a Telerman y qué harán para el ballottage.

"No hay definición ni evaluación todavía", señaló el presidente del radicalismo porteño, Jesús Rodríguez, a LA NACION.

El panorama para el ballottage no los entusiasma y ayer no sabían si iban a apoyar a alguno de los dos postulantes. "Hay un límite que es nuestra oposición al Gobierno y el otro que es la falta de coincidencia con Macri", dijo Rodríguez, antes de saber del apoyo que su candidato presidencial, Roberto Lavagna, definiría hacia el candidato de Pro.

Para Rodríguez, será una elección con resultado conocido: igual que la mayoría de los telermanistas, dan por descontado que ganará Macri.

Por eso opinó que será una disputa estéril, "de crispación forzada y conflictividad artificial", en la que el Presidente buscará armar una situación política funcional para octubre, centrando sus críticas en la derecha que para él encarna Macri.

Anteayer, las esperanzas radicales de repuntar las derrotas electorales que sufren desde 2003 fueron defraudadas.

En diciembre terminará su mandato como legislador Carlos Lo Guzzo, un hombre de Enrique Nosiglia que había entrado el año pasado para reemplazar a otro radical, Roberto Vázquez (cercano a Rodríguez), fallecido en un accidente de tránsito.

Según los resultados de los comicios del domingo, en diciembre no habrá ningún otro radical que entre a reemplazar a Lo Guzzo.

En la lista de Telerman quedaron sin poder acceder a una banca Marcela Larrosa, también cercana a Nosiglia (en el puesto siete), y Leandro Querido, vinculado a Silvana Giúdice, funcionaria del jefe de gobierno, que ocupaba el lugar número once en la lista.

Los dos son hijos de viejos caudillos del radicalismo porteño.

Ni siquiera les quedó el consuelo de ubicar a Florencia Polimeni (la cuarta en la nómina), una joven radical que después de pasarse al macrismo llegó a las filas de Telerman y estaba en pleno proceso de reconciliación con su partido.

Arbol caído

Aprovechando la conmoción, el grupo rebelde que integra Nito Artaza atacó, una vez más, a la conducción de Rodríguez y compañía.

"El pueblo porteño habló a través del sufragio y su mensaje fue claro y contundente", advirtieron en un comunicado los radicales que llamaban a impugnar el voto y no votar a Telerman.

"Este nuevo fracaso marca el estado definitivamente terminal de una época y de una generación de dirigentes que oportunamente hicieron su aporte, pero que hoy se han convertido en meros gestores de sus propios intereses, conduciendo al radicalismo a un nuevo papelón", señalaron en un comunicado firmado por Eugenio "Nito" Artaza, Gustavo Aramburu, Diego Barovero y Fernando Blanco Muiño, entre otros.

"El pueblo porteño habló a través del sufragio y su mensaje fue claro y contundente", advirtieron, y calificaron el resultado electoral como "triste, solitario y final", parafraseando a Osvaldo Soriano.

No fue el primer final triste y solitario para el radicalismo de la ciudad.

En 2003, el último aspirante al gobierno local por la lista 3, Cristian Caram, cosechó menos del 2% de los votos, y hace dos años Facundo Suárez Lastra repitió un resultado similar.

En esta elección, por primera vez la UCR había resignado la posibilidad de llevar lista propia en la Capital justamente para evitar ese resultado. Estuvieron sólo a tres puntos.

Por Laura Capriata
De la Redacción de LA NACION