viernes, 6 de octubre de 2006

CARTA A RODOLFO TERRAGNO

Doctor Rodolfo Terragno:

Queremos transmitirle lo que piensa y sostiene de un grupo de radicales en el marco del actual escenario político nacional actual.

Quizás empezando por el final, para mayor claridad, le expresamos la convicción de que Ud. no puede ni debe asumir ninguna representación de la Unión Cívica Radical en las próximas elecciones.

Pero antes de fundamentar esta aspiración, que con honstedidad intelectual le hacemos conocer, agregamos que su potencial postulación - inspirada por la actual conducción partidaria en el distrito a cargo de Jesús Rodríguez, el alfonsinismo y demás sectores responsables de la debacle del radicalismo, que hoy están potenciando la precandidatura del peronista Roberto Lavagna a la Presidencia - sólo serviría para prolongar la agonía y finalmente conducir a la definitiva esterilización y extinción de la U.C.R.


Creemos que la política es mucho más que aritmética y tacticaje electoralista. Nos preocupa la coherencia de proyecto, tanto en ideas como en comportamientos políticos. Más aún en un momento en el que, a la prepotencia y aspiraciones hegemónicas del gobierno no podemos oponer un proyecto gatopardista y oportunista, que sólo debilitaría al espacio de oposición auténticamente progresista en el que debe referenciarse el radicalismo, con el consiguiente daño a las instituciones de la República.

Sin poner en duda su capacidad intelectual, Ud. no nos ofrece garantías, Dr. Terragno, debido a su ampliamente reconocida ubicuidad. La sociedad espera de los partidos políticos en general y del radicalismo especialmente, un impostergable y urgente cambio interno, en las prácticas individuales de su dirigencia y en las institucionales. Solo esa recuperación podrá otorgarle confianza para fijar normas de conducta política, señalar las falencias del sistema político argentino, y convocar a otras fuerzas para transformar sustantivamente las realidades injustas y desiguales de la Argentina. El partido ya ha sufrido demasiadas claudicaciones, y se ha conducido en un grave proceso que disimuló y distorsionó sus identidades ideológicas y éticas, llegando inclusive a desconocer sus más elementales principios doctrinarios liminares, así como la propia democracia interna partidaria. Esas prácticas han llevado al Radicalismo al descrédito y la incredulidad social.

No es ocioso recordar su particular protagonismo a lo largo de los últimos veinte años, que le adjudican una insoslayable responsabilidad en cuestiones que, por impopulares y contrarias a la esencia ideológica de la U.CR., dañaron sensiblemente a nuestro centenario partido.

Vaya una síntética enumeración a modo de ejemplo:

-Su responsabilidad en la política petrolera de los últimos años de la presidencia de Raúl Alfonsín que diera por tierra con la doctrina histórica del radicalismo en la materia.

-Su condición de interlocutor con el presidente electo Carlos Menem para la entrega anticipada del poder a cambio del apoyo del radicalismo para la aprobación parlamentaria de leyes contrarias al interés nacional como la Emergencia Económica y la Reforma del Estado.

-Su felicitación al ministro menemista Dromi por las privatizaciones de ENTEL y Aerolíneas Argentinas sosteniendo "Ud. logró lo que a mi no me dejaron" (ver diarios de la época).

-Su presidencia del Comité Nacional de la U.C.R. de la cual sólo cabe recordar la "revolucionaria" metodolgía de instalar un reloj programado con la cuenta regresiva para que finalizara el mandato de Menem.

-Su participación en la solapada conformación de la Alianza de la U.C.R. con el Frepaso sin un programa de gobierno y que al triunfar en 1999 terminó profundizando el modelo neoliberal de transferencia de ingresos al capital concentrado transnacional consagrado por el menemismo en los años noventa y que derivó en la frustración del gobierno de De la Rúa durante el cual, en su condición de Jefe de Gabinete, suscribió decretos que consagraron transgresiones a la fe popular y a los principios inherentes a la doctrina radical como el impuestazo y la reducción de salarios en el sector público.

No obstante lo señalado, cabe recordar su última performance electoral en los comicios de 2001 como candidato a senador por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en los que la lista de la Alianza que Ud. encabezó fue derrotada por el personaje de historietas Clemente, ya que su boleta salió segunda detrás de los votos nulos y en blanco.

También ha tenido juicios y expresiones lesivas hacia figuras y hechos históricos del Radicalismo como cuando le adjudicó al gobierno del presidente Arturo Illia tener un "nacionalismo vacío" (Ver libro "Medio oriente y el petróleo", de Rodolfo Terragno, Ed. de la Flor 1973) y "una ilegitimidad de origen" y que fue un gobierno "que no estaba marchando muy bien"(Ver libro "Lo pasado pensado. Entrevistas con la historia argentina. 1955-83" de Felipe Pigna, Ed. Planeta 2005). Todo lo cual denota un escaso apego a aspectos doctrinarios liminares que hacen a la esencia misma del radicalismo.

Actualmente, pese a haber resultado proclamado candidato en representación de la U.C.R. Ud. ha elegido autodenominarse "radical independiente", no integrando la bancada de senadores nacionales del radicalismo ni efectuando el aporte al tesoro partidario de conformidad con las prescripciones de la Carta Orgánica, toldo lo cual evidencia una actitud claramente incompatible con la pertenecia a un partido político.

Quienes nos sentimos auténticamente radicales - sin aditamentos como "independientes", "K", "lavagnistas", "PRO", etc. - hemos aprendido de los errores que nosotros y otros cometimos en el pasado. Y no estamos dispuestos a seguir fomentando aventuras personales de especuladores profesionales que pasan por ventanilla en el partido cada cuatro años o cuando hay cargos rentados en disputa.

Reiteramos que Ud. no cumple acabadamente las condiciones necesarias para dar continuidad a las cosas buenas del pasado, asegurando la auténtica identificación con los principios y la historia radical, así como tampoco para ostentar la representación política local de un proyecto auténticamente democrático, nacional, popular, transformador, antiimperialista y liberador.

Este grupo de radicales no está solo en este requisitoria que le efectuamos apelando a su sentido del deber para que se abstenga de intentar obtener alguna representación electiva por la U.C.R. en los próximos comicios. Hay muchos más radicales y no radicales que sabemos que la suscribirían, y por eso, hacemos pública nuestra posición. Muchos son los que han dejado de votar por el radicalismo por la incapacidad demostrada hasta hoy para autodepurarse y ofrecer una visión renovada, con una dirigencia seria y responsable capaz de ofrecer a la Ciudad y a la Nación un proyecto y un programa auténticamente reparador con candidatos honestos y capaces de comprometerse con el mismo.

La democracia argentina tiene serias disyuntivas a enfrentar el año próximo. Lo alentamos a que ayude a definirlas hacia el mejor camino para los argentinos y los radicales absteniéndose de ser candidato a nada. Su puesto de lucha en estas horas, si mantiene la vocación política y reconoce en la Unión Cívica Radical al partido que puede canalizarla y del cual ha recibido todo a cambio de casi nada, es la docencia para las nuevas generaciones, aportando su experiencia, compartiendo aciertos y errores para que los que tomen la bandera repitan lo bueno y eviten lo malo que se ha hecho.

Buenos Aires 6 de octubre de 2006

Gustavo Aramburu-Diego Barovero-Fernando Blanco Muiño-José Luis Carrizo-Cristina Fernández

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