Por CRISTINA FERNANDEZ
La oferta y la demanda, actuando armónicamente, han dado una clarísima lección en Misiones y un llamado de atención múltiple en todo el país.
La sociedad de aquella provincia vivió una durísima campaña electoral, durante la cual una perversidad increíble, proveniente de quienes se dicen defensores de los derechos humanos, REPARTIÓ ALIMENTOS –además de otras cosas- para ganarse el voto de los misioneros. El objetivo, perpetuarse en el poder.
El alimento faltaba y sigue faltando en Misiones. Pero si vamos a la base de las cosas, veremos que para poder repartirlo, antes, el alimento estaba. Y el hambre extremo, también. El reparto se hizo cuando llegó el momento del voto…
Misiones es una de las provincias con mayor índice de mortalidad infantil por desnutrición. Y una de las provincias con mayor tasa de marginalidad y pobreza. El alimento debió repartirse mucho antes, de una forma saludable, buscando rescatar al hermano de la situación de horror al que lo condujo el neoliberalismo de otros peronismos y la falta absoluta de sensibilidad social.
La falta de pudor con la cual se actuó desde el poder, los incendios curiosos de las capillas, la obscenidad pornográfica del reparto de víveres y dinero buscando un voto (creyeron que como en el tango, se repetiría la venta de amor por dinero), son demostrativos de la desesperación al comprobarse que la gente no quiere gobernantes “para siempre” y que los principios, la moral, la independencia de los poderes, los criterios de libertad, la mentira, el doble discurso, son todos actos y elementos que la sociedad aplaude en unos casos, deplora en otros, pero vuelven a constituir temas taquilleros en el menú cotidiano.
Desde mi condición de afiliada y militante de la UCR, vengo a decir que las prácticas que hemos palpado en Misiones, son viejas en la Argentina. Los radicales sabemos, desde las boinas blancas, que la dignidad no se compra ni se vende cuando el amor propio vence al tiempo, al hambre, a la marginalidad, a la miseria, y fundamentalmente, a la miserabilidad de quienes pretenden SER el poder y no transeúntes circunstanciales de las poltronas del poder.
El poder, entendido como cima de llegada, se transforma en sustantivo.
Cuando el poder se concibe como verbo, se toma en cuenta a la gente, siempre, y se actúa en su defensa, en su promoción, en la satisfacción de sus necesidades, en la atención de su bienestar y el de la Nación.
Ojalá el ejemplo de Misiones le sirva a la pareja presidencial para eliminar de sus cabezas fantasías reeleccionistas al estilo de las que impusieron en su provincia de orígen, Santa Cruz, de la cual retiraron fondos y los mantienen vaya uno a saber dónde, pero también retiraron la Justicia, la independencia de los poderes, institucionalizaron el miedo y la dependencia del poder central.
Ojalá cese la mentira.
Ojalá, a partir de aquí miremos hacia delante, pero que cuando investiguemos hacia atrás buscando Justicia, podamos decirle nunca más al discurso pérfido de quienes habiendo ESTADO en el país, se beneficiaron durante el Proceso, se excusaron para investigarlo en su momento y hoy, a la distancia, cuestionan a todos los demás pretendiendo lugares de próceres que la historia no les otorgarán.
Ojalá, también, el ejemplo de Misiones nos sirva a los radicales. Algo presuntuosos hemos llegado a pensar que la Constitución y su resguardo eran temas del calendario porteño, pero que en el interior “se miran y acarician otras cuestiones”. También eso es mentira. El radicalismo está volviendo en la Capital, es cierto, pero la demanda de cuidado de la ley, de la igualdad de oportunidades, de verdad y justicia para todos, ha vuelto a accionar desde la demanda en todo el país. Y la gente sabe, la oferta genuina de esos servicios y bienes de la democracia, solo puede brindarlos la Unión Cívica Radical.
1 de abril de 1928. YRIGOYEN PLEBISCITADO
Hace 6 años.