viernes, 10 de abril de 2009

Del "operativo clamor" al "operativo engaño"




por Fernando Blanco Muiño (Foto)


Hay una canción del muy querido Joan Manuel Serrat que en alguna de sus estrofas dice “…resulta bochornoso verles fanfarronear a ver quién es el que la tiene más larga…” y la misma se me vino a la memoria al ver la estrategia electoral que empieza a desplegar el peronismo en su actual versión kirchnerista.

Ello por que parecería que el ex presidente Kirchner quisiera seguir ratificando que es el que “la tiene más larga” al subir y bajar nombres sin el más mínimo recato y respeto republicano.

Arrancó subiendo su propio nombre con el supuesto operativo clamor que desembocaría en una multitudinaria manifestación en la cual se le rogaría que fuera, él mismo, el candidato del peronismo en la Provincia de Buenos Aires.

Como el operativo se truncó a los pocos días de empezar dado que chocó contra las duras encuestas en las cuales aparece perdiendo la elección y ante la total falta de legalidad que podría revestir su candidatura debido a incumplir con los requisitos constitucionales para ser candidato por un distrito en el que no nació y en el que nunca vivió, el operativo clamor ha virado al “operativo engaño”.

En efecto, con la velocidad de la luz, se ha instalado la posible candidatura a diputado nacional del actual gobernador de la Provincia, Señor Daniel Scioli.

En términos de defensa de los intereses del matrimonio presidencial la jugada no sólo es audaz, sino que además les quita el peso de la derrota. Los hombros de Scioli serán los encargados de soportarla.

Ahora bien, puede ser Scioli candidato?

La respuesta es sencilla. Si no podía ser candidato a gobernador hace apenas unos meses, menos aún –ahora por una cuestión ética- podría serlo a diputado nacional.
La candidatura de Scioli es parte del fraude electoral al que nos acostumbró el kirchnerismo.

Antes.
Vamos por partes. Scioli no reunía los requisitos para poder ser candidato a gobernador, sin embargo, la estrella de los K, en ese momento fulgurante en el firmamento argentino, hizo que un juez electoral la avalara. En efecto, Scioli no sólo no era nacido en la provincia sino que además no reunía los requisitos mínimos de residencia que establece la Constitución provincial. Pero eso no importó a los K. “La nueva política se puede dar esos gustos”, deben haber pensado en su fuero íntimo.

En la Ciudad de Buenos Aires el fraude se llevó a cabo por otra vía. Los Ministros Tomada y González García encabezaron las listas a diputados nacionales y diputados de la ciudad, respectivamente, por el Frente para la Victoria.

Producida la elección, ambos resultaron electos. Pero ni quiera fueron a retirar de la Cámara Nacional Electoral los diplomas que así los acreditaban.

Uno, Tomada, permaneció en el gabinete de la Dra. Fernández, el otro, Ginés, es el actual embajador ante el gobierno de Chile.

En los dos casos el fraude y la burla se perpetraron a través de una oferta electoral que se desnaturalizó al minuto de cerrados los comicios. Ambos candidatos sabían de antemano que nunca ocuparían sus escaños, sin embargo afrontaron la campaña electoral, prometieron acciones legislativas que nunca podría llevar adelante y, finalmente, llegada la hora renunciaron a sus bancas.

Parecería que la “nueva política” se pueda dar estos gustos también.

En ese mismo proceso electoral, se produjo el nacimiento de un nuevo término político que en breve adoptará la Real Academia como es el de “borocotización”. Así, luego de ser electo diputado nacional por el partido de Macri, Eduardo Lorenzo “Borocotó” fue seducido por el kirchnerismo y llegó a la cámara para integrar el Bloque del Frente para la Victoria.

El travestismo político de Borocotó, amparado por el travestismo ideológico de los Kirchner permitió que se fraguará la voluntad de cientos de miles de ciudadanos que votaron a Borocotó para que sea oposición al gobierno del cual terminó siendo oficialista.

Ahora.
Llegamos al 2009 con un gobierno y sus dirigentes con tendencia a la franca baja en la ponderación social.

Frente a ese escenario, la primera decisión ha sido impulsar una ley que reforme, por única vez, el cronograma electoral incluido en el Código Nacional Electoral que establecía la fecha de elecciones para el último domingo de octubre. Dicha norma había sido incorporada al Código por el gobierno del Presidente Kirchner.

Aprobada la ley, anticipados los plazos, corresponde presentar las candidaturas y allí surge, tal como lo hemos dicho el “operativo engaño”.

Scioli podría llegar a encabezar la lista para repetir lo hecho por Tomada y González García. Se lo usaría como cuadro electoral para traccionar votos (no hay que olvidarse que el su turno electoral Scioli a gobernador sacó más votos que Cristina a Presidente) y luego renunciaría a la banca legislativa para continuar con la gestión al frente del Poder Ejecutivo provincial.

Junto con Scioli algunos otros Intendentes del conurbano ya han manifestado la voluntad de acompañar en la lista para luego volver a sus municipios, por ejemplo, los intendentes de Lanús, Florencio Varela, San Fernando afirmó que su candidatura ”sería testimonial”.

Entonces, los bonaerenses eligen a Scioli o al resto de los que integran la boleta? Ese resto hará lo mismo que Scioli? A quién se está votando realmente?

El engaño, el fraude y la mentira se habrán consumado.

Es imprescindible que la clase dirigente en general, no sólo la política, sino la empresaria, la agropecuaria, la eclesiástica, la sindical, unifiquen un curso de acción concreto para enfrentar este avasallamiento institucional que quiere perpetrar el kirchnerismo y que pondría a la República al borde la ilegalidad.

Los ciudadanos vivimos en democracia y pedimos más República. Ese es el mensaje. Ese es el mandato.

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