De acuerdo con la definición acuñada por el periodista Marcelo Helfgot de "Clarín", el presidente del Comité Nacional de la UCR Gerardo Morales "se cargó el partido al hombro". Sobre esa aseveración algunos correligionarios han completado el análisis sosteniendo que Morales se cargó al hombro la UCR pero en soledad y que necesita ser acompañado por la masa radical.
Existe un error de apreciación, Morales no está solo porque no lo acompañan. Está solo porque ésa ha sido su elección y su propia determinación. La frase del cronista en el sentido dado refleja precisamente eso: la actitud y decisión de un dirigente que eligió hacer algo y va para adelante sin importar si lo acompañan o lo siguen sus correligionarios. Esa actitud quizás refleje que la autoestima de Morales es alta, ya que con su accionar político cotidiano demuestra que no necesita de sus correligionarios, y menos de sus opiniones y de su trabajo. Pero al mismo tiempo refleja que el senador jujeño carece de las cualidades de quien aspira a ser verdaderamente un referente político, sobre todo en un partido democrático, plural y horizontal como la UCR.
Así ocurrió con relación a la cuestión de la candidatura de Lavagna, sobre la que algunos pocos advertimos y a quienes se nos silencio e ignoró, cuyos resultados catastróficos están aún a la vista y de los que lamentablemente no nos equivocamos en nuestras previsiones. Para Morales como para otros radicales era mejor que se fueran del partido o por afuera miles de correligionarios con tal de quedarse con un sello, las estructuras formales, una cáscara vacía de contenido para manejarlas al antojo de un puñado de amigos, aunque eso llevara al radicalismo nuevamente a un papelón como el que debió afrontar, del que nunca se ha hecho cargo.
Morales arremete y se lleva puesto lo que encuentra a su paso porque tiene anteojeras, las que según la conveniencia las direcciona hacia un lado (Lavagna) o hacia el otro (Carrió), sin ruborizarse por la mutación.
Desde la Presidencia del Comité Nacional no ha hecho jamás el esfuerzo por reunificar al partido, más aún teniendo en cuenta que asumió con una exigua presencia y aval de delegados en el famoso plenario de 2007 despues del estrepitoso fracaso del engendro lavagnista.
Ahora, con la fuerza de un converso (recordar las declaciones infamantes y descalificantes que le propinó durante 2006 y 2007) se florea junto a la doctora Carrió por los estudios televisivos y lleva a cuestas a los radicales sin posibilidad de analizar y debatir cómo, porque y hacia donde.
A riesgo de reeditar la malhadada experiencia de la Alianza en 1997 cuando solo se hizo la suma algebraica para juntar más que el peronismo. No es imposible ganarle al peronismo, eso lo sabemos. Pero con ganarle no alcanza. La experiencia conocemos cómo terminó.
Entendemos que Gerardo Morales, en tanto presidente del partido y por ende de todos los radicales, tiene el deber de convocar a la totalidad de los radicales a un gran debate. Reunir sus cuerpos orgánicos, tanto la Mesa Directiva como el Plenario de Delegados (cosa que no hace y trata de impedir), promover la normalización de los distritos (a lo que se resiste violentando la determinación de la Convención Nacional, ahora buscando la excusa para reintervenir Río Negro, única provincia donde la UCR triunfa sin interrupción desde hace 25 años), convocar a una consulta de afiliados, a elecciones internas, poner en marcha y vivificar el partido.
Porque no habrá alternativa en 2009 y 2011 si la UCR no se tonifica y fortalece en el sano y libre ejercicio del debate y el disenso, ya que ella y solo ella puede ser la columna estructural sobre la que se asiente el polo opositor republicano, progresista y federal que desplace al modelo autoritario, prebendario y centralista del peronismo.
De no ser así, se habrá malogrado una oportunidad de reivindicar al radicalismo ante la sociedad y ante la historia argentinas.
Fernando Blanco Muiño - Diego Barovero
Convencionales Nacionales
1 de abril de 1928. YRIGOYEN PLEBISCITADO
Hace 6 años.
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