sábado, 25 de agosto de 2007

Los orígenes de la Unión Cívica Radical en el barrio de La Boca




Por Dr. Diego Barovero*

En el año 1870 La Boca alcanza la autonomía jurisdiccional mediante la ley que crea su Juzgado de Paz, separando a la circunscripción de San Juan Evangelista de la de Santa Lucía. Puede decirse pues que desde el 29 de agosto de 1870, fecha de la promulgación de la ley, La Boca adquiere una vida institucional propia. Dicha norma fija además los límites jurisdiccionales de la circunscripción y establece como lugar de desarrollo de los actos electorales al atrio de la Iglesia de San Juan Evangelista. Desde entonces y por espacio de varias décadas allí se congregarán allí los ciudadanos boquenses en las convocatorias comiciales.

La populosa barriada ribereña supo tener una agitada actividad cívica. Por su abultada población de origen xeneize, simpatizantes de la causa garibaldina, siempre fueron fuertes los partidarios de Bartolomé Mitre, acaudillados por el legendario Don Pepe Fernández. Boquenses memoriosos recuerdan que en 1901 con motivo del octogésimo aniversario del nacimiento de Mitre, que fue una verdadera apoteosis nacional, la comunidad boquense acuñó una medalla recordatoria en homenaje al vencedor de Pavón..

Volviendo a los orígenes boquenses, en 1874 los mitristas pretendieron desconocer el triunfo electoral del Presidente Avellaneda. Se produjo un enfrentamiento armado en La Verde, provincia de Buenos Aires, y las fuerzas del gobierno derrotaron a las del ex presidente. Muchos boquenses participaron de la batalla en las líneas mitristas, llevados allí por Pepe Fernández.

Hacia principios de 1880, Don Pepe se alejó de Mitre. Había decidido apoyar al General Julio Roca para la presidencia de la Nación. Llegó entonces a ocupar una banca de diputado nacional hasta su muerte acaecida en 1889, precisamente en La Boca. Jamás llegó a habitar el palacio que había mandado edificar y que alguna vez fuera sede del Club Boca Juniors.

La Boca siempre fue protagonista de los grandes cambios que se produjeron en nuestra ciudad y nuestro país. Fundamentalmente en el terreno político. Hacia fines del siglo XIX, cuando la corrupción y el desgobierno eran las características principales de la administración del Presidente Juárez Celman; lo más sano de nuestra sociedad tuvo una reacción moral. Nació así la Unión Cívica de la Juventud en setiembre de 1889, agrupación que contó desde el vamos con el beneplácito del doctor Leandro N. Alem y que en pocos meses se convirtió en Unión Cívica bajo la presidencia de éste último contaba entre sus prestigiosos dirigentes a Bartolomé Mitre, Aristóbulo Del Valle, Marcelo de Alvear, Francisco Barroetaveña, José Manuel Estrada, Vicente Fidel López, Bernardo de Irigoyen, Hipólito Yrigoyen y Pedro Goyena, entre otros.

El Club Independiente de San Juan Evangelista que presidía el prestigioso vecino Rufino Pastor se sumó a ella en un acto celebrado el 15 de diciembre de 1889 en el Ateneo Iris. En el acto hablaron Francisco Barroetaveña, Emilio Gouchon, y nada menos que el ex Presidente Mitre. Alem no pudo concurrir a su inauguración por motivos de salud, aunque envió una conceptuosa carta en la que manifestaba aplaudir “con toda la efusión de mi alma la digna actitud de ese noble y viril vecindario y el patriótico entusiasmo con que vienen a ocupar su puesto en las filas de los altivos e independientes”.



Desde entonces hubo entre Alem y los boquenses algo más que una relación. Fue un auténtico romance; de esos que se dan en forma espontánea entre un líder y su pueblo. Dice Hebe Clementi en “De La Boca...un pueblo” que esta barriada experimentó por el fogoso tribuno una profunda adhesión. A esa causa se adscribieron centenares de boquenses de ley que fueron al Parque de Artillería en julio de 1890 para luchar por su derecho al voto. También lo hicieron mediante la organización de festivales y eventos para recaudar fondos en beneficio de las víctimas de la revolución radical. Y más tarde, cuando la división de la Unión Cívica (1891) trajo consigo el nacimiento de la Unión Cívica Radical también bajo la conducción patriarcal de don Leandro Alem, fue La Boca uno de sus principales puntales.

Crónicas de la época recopiladas en “Alem. Mensaje y Destino” (Editorial Raigal, 1955) reflejan una masiva concurrencia a la asamblea de la UCR de San Juan Evangelista celebrada el 1 de febrero de 1892 en el Teatro Iris, donde se proclamaban las candidaturas a senador y diputados, donde hicieron uso de la palabra Cichero (Presidente del Club seccional), Rufino Pastor, Francisco Barroetaveña y Leandro Alem. Dijo en ese acto Alem: “Se nos dice intransigentes. Pero es claro; cómo vamos a transigir con el vicio, con el abuso, con la opresión...”.

Cuando las disidencias entre Mitre y Alem derivaron en la división de la Unión Cívica en nacionales y radicales, Rufino Pastor no dudó en quedar al lado de Alem, caudillo éste que era amado por la comunidad boquense, quien lo obsequió en numerosas oportunidades y supo contar con su presencia en numerosos actos y mitines cívicos.

A Pastor, por su consecuente conducta radical, sus correligionarios de La Boca le obsequiaron en 1892 una placa con la inscripción “en digno premio a la entereza cívica y abnegado patriotismo con que habéis luchado por los principios augustos del partido”.

Otra asamblea radical boquense celebrada el 26 de junio de 1893, celebrando el segundo aniversario de la U.C.R. contó asimismo con la palabra de Leandro Alem, quien hizo un discurso elocuente, lleno de energía patriótica, llamando a la gran causa de la libertad y el derecho. Terminado el mitin, “los asistentes se organizaron en manifestación, acompañando al Doctor Alem hasta la esquina de la Avenida General Brown y calle Alegría (Hoy calle Wenceslao Villafañe). Allí el doctor Arraga pronunció un breve discurso despidiendo la concurrencia y agradeciendola manifestación en nombre del doctor Alem”.

Esa simbiosis existente entre el pueblo de La Boca y Leandro Alem se manifestó también en ocasión de un almuerzo campestre ofrecido por el Club General Brown al gran caudillo popular, circunstancia inmortalizada en la fotografía que ilustra esta nota, que fuera tomada por Arquímedes Imazio, fotógrafo y óptico del barrio.



*Abogado. Historiador. Vicepresidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano

domingo, 12 de agosto de 2007

MOISÉS LEBENSOHN


En el centenario de su nacimiento (1907-12 de agosto-2007)


Moisés Lebensohn y su legado
por la Argentina soñada

por Diego Barovero (*)

Moisés Lebenshon, nació en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1907; su familia se radicó en Junín, donde ejerció su profesión de abogado y periodista. Así, a los 24 años en 1931 fundó el diario "Democracia", ejemplo de periodismo comprometido con los valores democráticos aún en la actualidad.
Lebenshon, fue un activo militante de la Unión Cívica Radical. Puede decirse de él sin margen de equivocación que fue el gran organizador de la juventud radical, herramienta fundamental para la renovación del radicalismo que debía realizarse indefectiblemente para retomar la senda emancipadora y antiimperialista definida por Hipólito Yrigoyen, de quien fue continuador ideológico.
La principal preocupación y tarea de Lebensohn fue precisamente darle mayor autonomía y sistematización a los fundamentos doctrinarios del radicalismo, definiéndolo claramente como una expresión política de avanzada, liberadora, popular y progresista.
Es curioso, pero a pesar de sus condiciones intelectuales y capacidad organizativa, Lebensohn casi no tuvo oportunidad de desempeñar cargos electivos: solamente fue concejal (electo en 1936) y convencional nacional constituyente (electo en 1949). La utilización del sistema de tachas fue el mecanismo elegido por sus muchos y poderosos adversarios internos para impedirle llegar a ocupar cargos legislativos de relevancia.
Su actuación estuvo más bien centrada en la tarea militante y de conducción política en el desempeño de funciones directivas partidarias en la Unión Cívica Radical. Entre los años 1938 y 1946 fue artífice del Movimiento de la Juventud Radical que realizó cuatro congresos nacionales, siendo los más importantes el de Córdoba (mayo de 1938) y el de Chivilcoy (mayo de 1942). Ese “Grito de Chivilcoy”, como gustaba decir Lebensohn, sacudió las adormecidas conciencias que desde dentro y fuera del partido estaban esperando una aurora de redención. De allí surgieron los fundamentos ideológicos que sirvieron de base para la fundación el 4 de abril de 1945 del Movimiento de Intransigencia y Renovación, del cual fue activo dirigente. Fue el inspirador de la Declaración de Avellenada cuyos principios recogió en 1948 la Honorable Convención Nacional del radicalismo como Bases de Acción Política y Profesión de Fe Doctrinaria. Lebensohn fue también presidente del Comité de la UCR de la provincia de Buenos Aires.
Combatió los viejos métodos electorales, como la "política del servicio personal", que convertían al partido en una maquinaria electoral dominada por caudillejos que luchaban mas por la conquista de prebendas que por ideales. Impulsó el voto directo de los afiliados para combatir las corruptelas de camarillas internas.Fue el más lúcido de su generación, por cierto brillante, integrada por hombres de la talla de Frondizi, Balbín, Larralde, Noblía, Sobral y los Mercader. Comprendió cabalmente los problemas de su tiempo, y por eso en su concepción ideológica adquirieron notoria trascendencia la reforma agraria, la obligatoriedad de la enseñanza media, la política de emancipación económica que contemplara la nacionalización de los recursos estratégicos para el desarrollo como el petróleo y el gas, y en lo social defendía los derechos de los mas necesitados luchando por alcanzar una sociedad mas justa que proteja a todos sus miembros.
Fue un ferviente opositor al régimen fraudulento conservador de los años de la Década Infame y fue también el más inteligente enjuiciador del peronismo, no desde el gorilismo sino desde el ideal democrático y progresista. En 1949 presidió el bloque radical en la Convención Nacional Constituyente que reformó la Constitución Nacional histórica de 1853/60 con sus reformas de 1866 y 1898 y dictó una carta magna de corte cesarista quen incluía la reelección presidencial indefinida. En sus sesiones, Lebensohn pronunció un magnífico discurso que constituye el más inteligente juicio histórico formulado al peronismo. Allí lo calificó acertadamente como una "revolución contra", denunciando las desviaciones autoritarias del régimen como el establecimiento del estado de guerra interno y la penalización del derecho de huelga. Opositor a la consagración de la reelección presidencial indefinida, decidió abandonar el recinto junto a toda la delegación radical sentenciando "¡Volveremos a dictar la Constitución de los argentinos!". Conviene resaltar no obstante ello, que siempre defendió y apoyó iniciativas peronistas como las conquistas sociales de los sectores socialmente postergados y el artículo 40 que nacionalizaba los recursos naturales y energéticos.
Sin embargo, le tocó sufrir persecusión, cárcel y censura por su compromiso democrático y su lucha contra los abusos totalitarios. En 1953 fue elegido presidente de la Convención Nacional de la UCR, donde tuvo una destacada actuación e impulsó una política de confrontación abierta y franca al peronismo que había exacerbado para entonces sus componentes más autoritarios y antidemocráticos, planteando la "lucha en todos los frentes".
Su salud quebrantada lo llevó a una muerte temprana en la más absoluta pobreza el 13 de junio de 1953
Moisés Lebensohn fue un luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos, incorruptible en sus ideales y ejemplar en su conducta austera y proba. Consagró una máxima que guió su vida y sirve de ejemplo aún hoy. El desafío del auténtico hombre político es conjugar "doctrina para que nos comprendan y conducta para que nos crean". Su figura consular hubiera quizá impedido desviaciones profundas en el sendero del radicalismo, que lo desnaturalizaron en determinado momento histórico esterilizando su capacidad transformadora.

"DESVALIDOS DE PODER MATERIAL, SIN PRENSA, SIN RADIO, SIN AULAS Y SIN ARMAS, SIN BANCOS NI GOBIERNOS, LIBRAREMOS ESTA BATALLA CON VICTORIOSA CONFIANZA, SERENOS Y LEALES POR QUE SON NUESTROS LA RAZON Y EL FUTURO."

Discurso de Moisés Lebensohn en la Convención Constituyente de 1949.

(*) Abogado, historiador, vicepresidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano